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jueves, 16 de abril de 2020

El Toro Embolao

 

EL TORO EMBOLAO DE VEJER DE LA FRONTERA.

Por Luis Mejías Duarte (Fuente: Facebook)


Ya se conocía la existencia en Vejer de la Frontera de un festejo popular que utilizaba al toro como protagonista y que aparece reflejado en actas municipales que datan de finales del siglo XIX, aunque lógicamente es muy difícil datar sus orígenes reales.

Sea como fuere lo cierto es que el ayuntamiento de Vejer decidió en el año 1976 incorporar de forma oficial esta tradición a nuestra galería de festejos locales. Algunos consideraron entonces que el Toro Embolao era una desvirtuación del “Toro de la Peá” o toro encordado que durante un tiempo se estuvo corriendo por las calles de Vejer. Se trataba de un enorme animal retinto que, convenientemente atado por los cuernos y una de sus patas traseras, se conducía a la carrera desde la Corredera hasta el antiguo matadero de San Miguel. Este acontecimiento se celebraba durante la feria de primavera y provocaba mucho revuelo entre la población local, aunque  la llegada de una nueva normativa que prohibía el uso de toros que no fueran de lidia para este tipo de festejos ,provoco su desaparición.

En cuanto a la fiesta del Toro Embolao, propiamente dicha, se inicia con la compra de los toros bravos por parte de la organización en distintas ganaderías de la zona. Una vez seleccionados los animales se procede a su “embolao”, la colocación de unas bolas en los cuernos para evitar que estos causen heridas graves a los participantes en el festejo. Ya en la víspera de la fiesta, el sábado de gloria, se procede a las labores de cerramiento de la carrera oficial con vallas metálicas y al engalanamiento de la Plazuela, de donde sale el primer toro y las calles Juan Relinque y Avenida San Miguel que le servirán de recorrido. Aunque, desde hace unos años ,el primer toro sales desde La Plazuela y el segundo desde San Miguel Se trabaja intensamente por parte de la delegación de fiestas para que todo este a punto, especialmente la seguridad, tanto de los corredores y publico en general como la del propio toro, ya que desde los inicios de este festejo tradicional la organización ha venido cuidando especialmente este punto prohibiendo cualquier clase de maltrato a la res.

Hoy en día han desaparecido prácticamente, a excepción de los que se instalan para la banda de música, aquellos viejos remolques agrícolas que se colocaban en las calles para evitar la huida del morlaco y asimismo sirvieran de protección para el público asistente. Estos remolques fueron sustituidos por unas prácticas vallas metálicas que se colocan en posición vertical para facilitar el paso de los corredores y al mismo tiempo impedir que el toro pueda salirse del recorrido. Banderolas a lo largo y ancho de la carrera oficial, banderas en ventanas y balcones, miles de personas por las calles y la megafonía que se encarga de mantener informados a todos de donde se encuentra el toro en cada momento.

A la una del mediodía suena el estruendo de un cohete y el alcalde, o un vecino agraciado en un sorteo, desde un balcón en la Plazuela, saca un pañuelo blanco, señal que estaban esperando para abrir la portezuela del camión y dejar salir al primer toro. A partir de ahí todo son carreras, empujones, sustos…diversión. Según la normativa actual, una vez transcurrida una hora, hay que sacar al toro del recorrido, misión de la que se encargan los “recortadores”, un grupo de jóvenes especialistas en el manejo del toro. Una vez atada la res se conduce hasta el camión y finaliza la primera parte de la fiesta, ya que a las cinco de la tarde se vuelve a repetir la misma escena para dar la bienvenida al segundo toro, en esta ocasión con salida desde San Miguel, que siguiendo los pasos de su predecesor se encargara de que no falte la emoción. Lógicamente se trata de que los animales completen el recorrido la mayor cantidad de veces posible para que todo el mundo los pueda ver, hecho este que no siempre se produce, ya que en algunas ocasiones el toro se empeña en quedarse definitivamente en un lugar determinado frustrando las expectativas de los asistentes que se encuentran situados en otras zonas de la carrera.

Con la retirada del segundo toro del recorrido se da por finalizada la fiesta y se procede a la apertura de las vallas y limpieza de las calles para que todo vuelva a la normalidad, al menos hasta el año siguiente, cuando llegue de nuevo el Domingo de Resurrección y con el, nuestra fiesta del Toro Embolao.


        LUIS MEJIAS DUARTE

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